El director del audiovisual, Ismael Cabrera, nos cuenta los entresijos de estas siete historias, una por cada isla, que exhibe estos días en Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura.
Calima rosa, el documental del joven Ismael Cabrera que da visibilidad a diferentes historias canarias de marginación por orientación sexual o identidad de género, se puede ver estos días en las salas del Gobierno en Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura. Sus protagonistas, uno por cada isla, sufrieron por este motivo en sus propias carnes diferentes formas de represión durante los años de dictadura en España, y ahora pueden contarlo. Son personas que “tenían muchas ganas de ser escuchadas”, asegura el director de la cinta.
La película, ópera prima del cineasta, ha sido programada dentro del ciclo Diversidad, Igualdad y Cultura que se está celebrando actualmente en estas islas por iniciativa del Instituto Canario de Desarrollo Cultural (ICDC), con la colaboración de Filmoteca Canaria, y la Dirección General de Diversidad del Gobierno de Canarias, que ha apoyado la producción del documental.
Personas silenciadas
Son siete historias de personas disidentes que han sido silenciadas constantemente, vivencias personales de pérdida, autodescubrimiento, capacidad de superación, incomprensión social, familia o trabajos marginales. Entre todas se va tejiendo un documental de memoria colectiva a través de recuerdos propios y ajenos. Sus protagonistas forman parte de un colectivo sistemáticamente marginalizado, que sufrieron las secuelas y la represión que marcaron al colectivo LGTBI durante la época del franquismo. Casos reales que, aunque diferentes, comparten algunas vivencias.
Ismael Cabrera explica que recoge un testimonio por cada isla y que concluye con un apartado más artístico a modo de “homenaje a todas aquellas víctimas y personas que conjugan nuestra memoria y que, gracias a que lucharon tanto, ahora tenemos unos mínimos de seguridad y unos derechos garantizados, que no obstante tenemos que seguir defendiendo”. Añade que ‘Calima rosa’ “puja completamente por la libertad, la diversidad y por la continuación de estos derechos”
Según avanza, el testimonio en El Hierro tiene como protagonista a una mujer lesbiana llamada Adela, “cuya lucha es impresionante”; en Gran Canaria está “Elena y un grupo de personas transexuales muy vinculadas al parque Santa Catalina y al puerto, que creo que puede gustar mucho por lo cercano y por la forma de contar sus historias, al mezclar lo trágico y lo cómico en algunas partes”. En La Palma recoge el relato de un transformista, “una persona que tiene una promesa de carácter muy espiritual, a raíz de un hecho bastante fuerte en su vida”.
El siguiente capítulo es en Tenerife, “con Paulo, un hombre trans con una historia que también es divertida, tiene muchos puntos de humor y también de emoción, con un protagonista entrañable”. De La Gomera hay un relato “muy profundo de alguien que ya no está, el único que ya ha fallecido pero que representa una disidencia dentro del ámbito del LGTBI que pocas veces se tiene la oportunidad de ver”.
De Lanzarote aparece “una familia diversa que ya servido que ha ayudado mucho dentro del entorno de la isla y donde hay un pequeñito que va a contar su propia visión de primera mano”; mientras que de Fuerteventura se cuenta lo que sucedió en la colonia agrícola penitenciaria de Tefía, a través del testimonio de Octavio García.