El presidente de la asociación provincial de empresarios de máquinas recreativas de Tenerife recuerda que el sector crea más de 4.000 empleos directos y paga más de 55 millones en impuestos especiales.
El presidente de la asociación provincial de empresarios de máquinas recreativas de Tenerife, Carlos Toledo, alerta de que no se puede demonizar el sector privado del juego, pues es una industria que crea, de forma directa, más de 4000 puestos de trabajo y genera unos ingresos para las arcas públicas superiores a los 55 millones de euros anuales solo en impuestos especiales.
Competencia del sector público
Recuerda que el sector privado del juego es legal en España desde mediados de los años setenta del pasado siglo. Considera que está bien regulado, pero indica que, según qué partido político esté en el gobierno estatal, «se puede demonizar al sector privado, porque dicen que afectamos a determinados colectivos, algo que no dicen del sector estatal del juego». Señala que el sector público de Loterías y Apuestas del Estado dedica menos a los premios que el sector privado.
Recuerda que, además de los 4.000 empleos directos que crea el sector en Canarias, de manera indirecta contribuye a sostener más de 1.500 empleos en la hostelería, gracias a las máquinas recreativas en los bares. Y esos 55 millones de euros en impuestos especiales del juego suponen más que lo que la Comunidad destina a carreteras.
Las distorsiones de internet
Otro de los problemas para el sector son las distorsiones que crea internet, con la proliferación de publicidad y el fácil acceso de menores al juego, «cosas que hay que corregir».
Indica que no se debe olvidar que cualquier actividad humana que se practica en exceso genera problemas para los usuarios: «Sabemos que hay personas que desarrollan patologías por el exceso del juego y hay que protegerlas», A ese respecto, señala que existe una hiperregulación al respecto y que, en los últimos años, no ha habido ninguna sanción, «lo que demuestra el compromiso del sector».
Una actividad de ocio
Apunta que el sector del juego privado es una forma de ocio, y cualquier tiempo de ocio «tiene su coste». Destaca que, en este tipo de juegos, «se pasa un buen rato, por la emoción», pero no se orienta a hacer rico a los participantes.