La vicepresidenta de la Federación y miembro del comité de regatas destaca el carácter familiar de este deporte debido a su alta exigencia de tiempo.
La vicepresidenta de la Federación de Vela Latina y miembro del comité de regatas, Carmen Aragonés, señala que uno de los grandes retos de esta actividad es competir contra la gran oferta de ocio actualmente existente, particularmente con la actividad virtual, «se ha ido comiendo la actividad física que se hacía en la calle».
Una actividad familiar
Indica que la vela latina requiere de cierto presupuesto, pero también de tiempo, por lo que se necesita involucrar a toda la familia, lo que supone un esfuerzo añadido. Actualmente existen unos trece o catorce botes en activo y pretenden llegar a los dieciséis. A este respecto, Aragonés detecta una «semillita» que está creciendo en torno a los más jóvenes, lo que garantiza la continuidad de este deporte.
Asimismo, se satisface de la cada vez mayor presencia de las mujeres y, así, prácticamente en cada bote están registradas fichas femeninas. No obstante, reconoce que sigue existiendo cierto machismo, «pero cada vez menos». Apunta que es cierto que las mujeres no tienen la fuerza física que se requiere para algunas maniobras y se necesita algún componente masculino en los botes.
Proyecto con reclusas
Aragonés, que es funcionaria de prisiones en Salto del Negro desde hace más de treinta años, recuerda que hace unos años coordinó un programa de integración de presidiarias en botes de vela latina, un proceso exitoso a pesar de las dudas iniciales debido a que el bote que se utilizó era de la Policía Local. La actividad permitió que las reclusas pudieran acceder a otro tipo de ocio, beneficioso para su reinserción social.