Antonio Piñeiro, director de Operaciones de Emalsa, continúa el relato de cómo la ciudad llegó a tener un sistema integral de conducción.
Antonio Piñeiro continúa relatándonos la odisea para abastecer de agua a Las Palmas de Gran Canaria que inició la pasada semana.
Señala que en la primera fase del siglo XIX, la ciudad se encontraba en situación de depresión económica, con parálisis del comercio y problemas para abastecer a sus 13.400 habitantes. En 1835 se nombró una junta para reconstruir el acueducto de Fuente Morales, pero las obras resultaron insuficientes ante el gran crecimiento experimentado por la ciudad hacia 1870, cuando el puerto se convirtió en un motor económico por el beneficio del decreto de puertos francos.
Fue a partir de entonces cuando se sucedieron proyectos para abastecer a una ciudad en continuo crecimiento. Entre ellos destacan los de los arquitectos Laureano Arroyo y Juan León y Castillo. En 1902, el alcalde Juan Rodríguez Pestana ordenó una reparación completa de todo el acueducto.