Su portavoz, Puri Gutiérrez, llama a no practicar la "hipocresía" de darle un valor sagrado al sexo.
"El derecho a sindicarse es una ley de alto rango", recuerda Gutiérrez, que considera que el problema del rechazo del Gobierno al registro de un sindicato de prostitutas se debe a "que se considere que el trabajo sexual no es una actividad laboral". Su asociación defiende el derecho de las personas a manifestarse, sin posicionarse a favor ni en contra de la prostitución: "Lo que pedimos es diálogo". Asegura que en un sistema "capitalista y heteropatriarcal que medra explotando a las personas", las personas son lo menos importantes, "se las ningunea". Por eso, en este caso han hablado todas las voces, las feministas, los políticos, etc., "pero nadie pregunta a los trabajadores y trabajadoras del sexo".
Considera que no hay por qué darle un valor sagrado al sexo y, si se hace, es porque la sociedad es "hipócrita" y piensa que esta es la única forma de explotación. "Piensan que con la abolición se va a erradicar la prostitución y es mentira. Abolirla significa llevar a estas personas a las cuevas y a la persecución. Abolir no es erradicar". Señala que la prostitución sólo se erradica "con educación para gestionar nuestra sexualidad, nuestro sentimientos y nuestros afectos".