El periodista cultural Javier Moreno debate con Marian Álvarez la capacidad predictiva de la ciencia y si esta, remotamente, tiene la capacidad de leer en una bola de cristal.
Moreno señala que las expresiones que se refieren a cómo será el futuro, con algún grado de certidumbre, forman parte del lenguaje de contenido religioso. Ese ha sido, históricamente, el papel de los profetas, cuya función consistía, o consiste, en anunciar un futuro que llegará de manera inexorable. Asimismo, dice el periodista, la “esperanza” es una virtud del ámbito religioso, lo mismo que la fe.
Sin embargo, afirma, el discurso de la ciencia fue, en sus inicios, el deseo de apartarse de la religión, renunciando a pronunciarse sobre todo aquello que no fueran “hechos”. Esto suponía la imposibilidad de pronunciarse sobre hechos que aún no han sucedido porque, precisamente, aún no son hechos.
El periodista señala que, “a lo que parece”, la ciencia se siente incómoda en un papel tan modesto y hoy se dedica a “profetizar” sobre cómo será el futuro: si la vacuna servirá o no servirá, sobre si superaremos la pandemia o no la superaremos o sobre si habrá tercera, cuarta o quinta ola. Lo cierto, concluye, es que la ciencia solo puede hablar del pasado, de hechos que ya han sucedido. “A partir de ahí podemos extraer algunas probabilidades de qué pasará a continuación, pero todo eso no es más que pura especulación”.