Josefina Domínguez, catedrática de geografía humana en la ULPGC, rechaza hablar de sobrecarga poblacional, pues puede abocar a la xenofobia y a olvidar que las islas sufren un problema de envejecimiento.
El Parlamento canario está abordando, a través de una comisión parlamentaria, el reto demográfico y el equilibrio poblacional en Canarias, en la que recientemente se ha puesto sobre la mesa la cuestión del alquiler vacacional y su afección en la vivienda residencial.
Josefina Domínguez, catedrática de geografía humana en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, señala que, cuando surgen nuevas modalidades de actividad económica, la respuesta legislativa es lenta. Así, en la actualidad existe una cierta regulación local a nivel de algunos ayuntamientos, pero falta una regulación más general.
Considera que aún hay que llevar a cabo estudios locales, pues no en todas partes influye de la misma manera. Posteriormente hay que definir qué tipo de regulación se quiere llevar a cabo: «Se trata de un asunto que ya está en la agenda política y en el que se tendrá que seguir trabajando».
«No es tan sencillo»
Recuerda que la moratoria turística fue un gran reto en su momento, porque apartamentos y hoteles estaban ejerciendo una gran presión sobre el territorio, como hoy sucede con la vivienda vacacional. Pero no siempre se deben tomar las mismas medidas ante distintos fenómenos, ni hablar de la invasión de extranjeros queriendo comprar vivienda en Canarias, pues entre los extranjeros caben desde grandes grupos de fondos buitre hasta modestos trabajadores que quieren comprar su vivienda en las islas: «No es tan sencillo».
La experta pone de relieve la importante relación entre el crecimiento del alquiler vacacional, el incremento de los precios de los alquileres y los desahucios. En las grandes ciudades, que ya están muy tensionadas, el problema es aún mayor porque el daño es más evidente. Se ha estudiado en la zona Isleta-Puerto, en Las Palmas de Gran Canaria y ya se advierte el fuerte impacto de la vivienda vacacional.
Carga poblacional
Domínguez prefiere no entrar en el debate de si somos o no demasiados, porque «es difícil determinar cuándo hay un exceso demográfico, máxime en un territorio tan diverso como el canario, en el que conviven espacios muy ocupados con otros con alta densidad de población».
Máxime, señala, si con esos debates se genera un rechazo de la inmigración y procesos de xenofobia, sobre todo en un contexto de envejecimiento de la población, en la que se necesita la llegada de foráneos para mantener los servicios y niveles de producción.