Ismael Furió, secretario de Organización del Sector del Mar y Puertos del sindicato y presidente del comité de empresa, señala que solo doce personas tienen que gestionar el salvamento de hasta sesenta inmigrantes al mismo tiempo.
Salvamento Marítimo no carece de medios materiales, por el contrario, estos son “bastante más que suficientes”, pero a raíz de la crisis económica de 2008 se ha producido una importante reducción de las tripulaciones, lo que se traduce en el problema de que “de nada sirve construir barcos, si no hay nadie que pueda usarlos”, según señala Ismael Furió.
El líder sindical indica que el buque Salvamar, con base fija en Arguineguín, está compuesto por una tripulación de cuatro personas, incluyendo el patrón, el mecánico y dos marineros, uno de los cuales se ha incorporado por los problemas recientes. Por su parte, la patrullera SAR cuenta con ocho personas. Estas doce personas tienen que gestionar a diario situaciones en las que hay que sacar a sesenta personas de una patera, “muchos de ellos sacarlos del mar a pulso y subirlo a la embarcación”.
Guardias de treinta días
Además, debido a las carencias de personal, los tripulantes tienen que hacer guardias de hasta treinta días en la propia embarcación, lo cual crea no solo un problema laboral, sino también de seguridad: “Nadie confiaría en coger un vuelo de Binter si le dijeran que el piloto lleva treinta días de guardia sin dormir”. Furió señala que “lo triste” es que cuando han reivindicado incrementos de plantillas, les responden con la oferta de voluntarios o del ejército: “Pero este es un trabajo que requiere de una especificidad”.
Recuerda que Salvamento Marítimo es el único medio de estas características existente en Europa, por lo que “en lugar de fagocitar actividades paralelas, lo que se debe hacer es reforzar el personal en tierra, para que nos encontremos las escenas caóticas que estamos viendo”.
Barcos nodriza
Sobre la hipótesis de barcos nodriza que acercan a los inmigrantes a las islas, Furió señala que “no es una teoría conspiranoica, pero sí a los niveles que las están vendiendo en las tertulias”. Afirma que las mafias no funcionan como se ven en las películas, sino que en África existen muchos barcos pesqueros y mercantes que tienen una vida pésima, y cuando no hay pesca o actividad, “porque hemos esquilmado sus caladeros”, recurren a ganar dinero de esta manera, pero sin que haya detrás “un entramado maligno que mueve millones”.
Señala que cuando se ve que ha llegado un cayuco de madera de 20 metros de eslora, es obvio que han salido en él desde las costas africanas, pero si llegan en una embarcación hinchable, “es una obviedad que no han salido así. Esta es nuestra percepción”.