El psicólogo, autor de "Los libros de autoayuda, ¡vaya timo!", señala que reconocer que es víctima de malos tratos obliga a las mujeres a enfrentarse con el hecho.
Eparquio Delgado señala que el maltrato es "algo que te lo encuentras" porque, lo cierto, es que las mujeres no se presentan en los consultorios psicológicos denunciando ser víctimas de acoso, violencia o amenazas. Por el contrario, enmascaran esas realidad bajo un amplio repertorio de síntomas, entre los que se incluyen "dolores, insomnio, problemas digestivos, irritabilidad, etc.". El hecho de que no denuncien los malos tratos se debe a que "reconocerlo las llevaría a tener que tomar unas medidas que son muy difíciles en situaciones de dependencia económica o emocional, o porque el maltratador pueda tomar represalias".
Afirma que muchas de esas mujeres presentan trastornos de estrés postraumático, "aunque no hayan pasado por grandes traumas en los que peligrara su vida". Cuando se descubre un maltrato tras los síntomas, la primera medida del psicólogo es "que la mujer acuda al servicio insular de atención a mujeres víctimas de violencia de género". Esto es así porque la respuesta respuesta individual a nivel psicológico "no es suficiente". Se requiere la asistencia a un centro que facilite una respuesta integral que incluya a asistentes sociales y abogados. Al psicólogo le corresponde "ayudar a afrontar el miedo a acudir a esos centros", informando a las mujeres que la asistencia no obliga a presentar una denuncia: "Esa es una decisión personal de la mujer".
Niños y niñas, como víctimas de la violencia de género
El psicólogo recuerda que el que la violencia de género se haya incorporado a las agendas política y social "se debe a los movimientos feministas", porque "hace diez años no nos planteábamos estos temas de forma tan frecuente". Hoy día se sabe, además, que la violencia no solo afecta a la mujer que la sufre, sino a sus hijos, "que presencian violencia, amenazas, insultos, aparte de ser utilizados como forma de presión en la pareja".
Los estudios que se han hecho distinguen distintos niveles evolutivos. Así, los niños más pequeños experimentan dificultades de relación y retraso escolar. Entre seis y once años predomina la agresividad y la falta de autoestima. Y en la adolescencia se encuentran conductas de responsabilidad excesiva. "Es muy difícil detectarlos, porque los síntomas tienen mucho que ver con la biografía". No obstante, nos advierte el psicólogo, "si notamos un cambio muy fuerte en los niños, suele ser indicador de que pasa algo grave".