La oncóloga Carmen Murias señala que los resultados superan el setenta por ciento y repercute muy positivamente sobre el estado de ánimo de los pacientes.
Hospitales Universitarios San Roque (HUSR) cuenta con el único sistema de hipotermia en las Islas para prevenir la caída del cabello inducida por la quimioterapia en los pacientes con cáncer.
Este sistema de enfriamiento del cuero cabelludo, nos cuenta la oncóloga Carmen Murias, es un procedimiento simple que puede prevenir la alopecia causada por ciertos medicamentos de la quimioterapia. Con ayuda de un fluido refrigerante se consigue reducir y mantener constante la temperatura del cuero cabelludo durante la quimioterapia.
Con este proceso de enfriamiento se contraen los pequeños vasos sanguíneos que alimentan las células de las raíces del cabello, con lo que reciben menos sustancias nocivas y aumentan las posibilidades de que el pelo permanezca tras el tratamiento.
Fluido refrigerante
El paciente lleva puesto el gorro de hipotermia media hora antes del comienzo de la quimioterapia (para un pre enfriamiento), durante la misma, y, según el tipo de quimioterapia, entre 30 y 150 minutos después. El sistema está formado por un gorro de silicona ajustado, que está conectado a una máquina de refrigeración y control. Por los canales del gorro de hipotermia circula un fluido refrigerante.
Puesto que la quimioterapia vuelve al pelo muy frágil, los pacientes deberán seguir algunas recomendaciones como no usar secador de pelo en las 24 horas siguientes al tratamiento, no recogerse el cabello en coletas y usar un champú neutro.
Mejora de la autoestima
Murias señala que es importante tener en cuenta que siempre va a haber cierto nivel de pérdida de cabello durante la quimioterapia. Además, la tasa de éxito del sistema de enfriamiento puede variar de un paciente a otro y de acuerdo con el régimen de quimioterapia administrado.
Los pacientes encuentran diferentes razones para llevar a cabo este tratamiento, muchas de ellas van más allá de lo estético. Verse bien físicamente repercute en la autoestima, y favorece una actitud positiva, la cual es fundamental para afrontar la enfermedad.