Carolina Melini, paciente de Hospitales Universitarios San Roque, nos detalla su experiencia con esta opción terapéutica.
La cirugía bariátrica es un tratamiento indicado en aquellos pacientes que sufren de obesidad mórbida, con un índice de masa corporal de 40 o de 35 y que además sufren graves problemas de salud como diabetes o hipertensión. En estos casos en los que seguir un plan de alimentación específico y practicar ejercicio no es suficiente para alcanzar el peso correcto, la cirugía de la obesidad se presenta como la mejor alternativa.
«Dejé de sentirme sola»
Este fue el caso de Carolina Melini, paciente de Hospitales Universitarios San Roque, que padecía de obesidad extrema, llegando a pesar unos 160 kilos. Le habían recomendado la cirugía bariátrica distintos especialistas, pero tenía miedo a la operación y, durante un tiempo, probó con la dieta y el ejercicio. Sin embargo, su salud se fue deteriorando, con una hipertensión de difícil control, anemias frecuentes y dificultad en el aparato locomotor.
Se puso en contacto con Hospitales Universitarios San Roque y la atendió la doctora Herminia Rodríguez, que estableció un plan multidisciplinar para abordar la situación «y se produjo un cambio total, porque dejé de sentirme sola y con mucha más valentía para afrontar la operación».
Tras la operación ha bajado 68 kilos, no sufre de anemias y ha vuelto a ser una persona activa: «Un cambio de vida total».
Cirugía bariátrica
Someterse a esta operación provoca una mejora sustancial en la calidad de vida de los pacientes, disminuyendo los problemas de salud que se derivan de la obesidad (infartos de miocardio, cáncer, artrosis, entre otras). Además, el paciente se sentirá motivado para asumir nuevos hábitos de vida que le permitan mantenerse saludable y en forma.
La cirugía bariátrica no tiene un único tratamiento quirúrgico. El especialista valorará las condiciones del paciente y, una vez estudiado su caso, determinará qué método se adapta mejor a sus circunstancias, ya sea el Bypass gástrico laparoscópico, consistente en la reducción de tamaño del estómago a través de una intervención en quirófano, o la manga gástrica, en la que el estómago se secciona con grapas hasta darle una forma tubular alargada.
Antes de someterse a esta cirugía, el paciente será evaluado por el especialista, quien le prescribirá un plan de alimentación personalizado para poder reducir el tamaño del hígado y de la grasa visceral. Igualmente, será importante seguir un plan de ejercicios adecuado, que contribuya a mejorar la función cardiovascular y disminuya al máximo el riesgo durante la intervención.
Un mes de recuperación domiciliaria
Tras la cirugía, el paciente continuará con un periodo de recuperación de aproximadamente un mes, aunque podrá pasarlo en su propio domicilio. El equipo médico encargado recomendará unas pautas alimenticias determinadas (basada en alimentos blandos y líquidos), así como ejercicios respiratorios y una medicación adaptada a cada circunstancia. La disminución del peso durante las primeras cuatro semanas es muy considerable, aunque después de este periodo se ralentizará y será más progresiva.