Cristina Luján, nutricionista y dietista de la Unidad de Obesidad y Salud Cardiometabólica de Hospitales Universitarios San Roque (HUSR) en Las Palmas de Gran Canaria, explica que, aunque estas personas pueden tener una analítica normal, con el tiempo el riesgo cardiometabólico aumenta.
La nutricionista Cristina Luján, de la Unidad de Obesidad y Salud Cardiometabólica de los Hospitales Universitarios San Roque en Las Palmas, aborda el controvertido tema de la «obesidad metabólicamente sana». Este concepto describe a personas con obesidad que no presentan alteraciones metabólicas típicas como hipertensión, hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia o resistencia a la insulina.
Luján explica que, aunque estas personas pueden tener una analítica aparentemente normal, la condición es transitoria y con el tiempo el riesgo cardiometabólico aumenta: «Siempre hay que preocuparse cuando una persona con obesidad ya tiene esa patología de base, aunque la analítica esté correcta», afirma. La obesidad en sí misma implica una serie de alteraciones fisiopatológicas, como inflamación crónica y disfunción mitocondrial, que no siempre se detectan en una analítica rutinaria.
La distribución de la grasa corporal
La distribución de la grasa corporal juega un papel crucial en el perfil metabólico de las personas con obesidad. Aquellas que acumulan más grasa subcutánea y menos grasa visceral suelen tener un mejor perfil metabólico. Sin embargo, Luján enfatiza que esto no significa que estén libres de riesgos a largo plazo.
Intervención temprana
La intervención temprana es clave para prevenir la progresión de la obesidad metabólicamente sana a una forma metabólicamente alterada. Luján destaca la importancia de la nutrición, el ejercicio y el apoyo psicológico en el manejo de la obesidad: «Una pérdida moderada de peso, entre el 5% y el 10%, ya mejora la sensibilidad a la insulina y otros parámetros metabólicos», señala.
Finalmente, Luján subraya la necesidad de que los profesionales sanitarios vigilen estrechamente a los pacientes con obesidad, incluso si sus analíticas son normales. La educación sanitaria y un abordaje nutricional individualizado son esenciales para prevenir complicaciones a largo plazo.