Airam Rodríguez, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales, señala que se trata de una forma «fácil y barata» de monitorizar las aguas del Archipiélago.
La pardela cenicienta puede ser un magnífico bioindicador para vigilar la acumulación de plásticos en el Atlántico Norte. Así lo considera Airam Rodríguez, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales que lleva más de diez años investigando este tema.
Se trata de una especie ampliamente distribuida en las islas y muy conocida entre la población por las continuas campañas de rescate que se organizan por la dificultad de estas aves para orientarse ante la contaminación lumínica de las ciudades.
Una forma fácil y barata
Los ejemplares que mueren pueden ser de utilidad detectar la acumulación de plásticos en el Atlántico, porque las pardelas cenicientas de menor edad se alimentan de lo que le traen sus padres del mar, incluyendo una importante cantidad de plásticos.
Rodríguez indica las dificultades de monitorizar el plástico en el mar y esta es una forma de hacerlo «fácil y barata». Asimismo, permite evaluar la tendencia de la acumulación de plástico en los últimos años.