Manuel Vilariño, técnico responsable de la planificación y desarrollo de Emalsa ya jubilado, nos recuerda cómo era Las Palmas de Gran Canaria en las últimas décadas del siglo pasado.
Manuel Vilariño, técnico responsable de la planificación y desarrollo de Emalsa ya jubilado, nos recuerda cómo se abastecía de agua la ciudad de Las Palmas en la segunda mitad del siglo XX, cuando pasó de 120.000 a 300.000 habitantes en apenas quince años.
La potabilizadora, “un milagro”
Recuerda que la entrada en funcionamiento de la potabilizadora Las Palmas I fue “un milagro”, pues, con anterioridad, se suministraba el agua en días alternos “y cuando había”. En aquel tiempo era típica la imagen de las azoteas llenas de bidones, recipientes que permitían almacenar el líquido. Además, había que administrar el agua escrupulosamente, incluso cuando se producía un gran incendio.
Vilariño señala que la privatización de la compañía Emalsa supuso un cambio “brutal” porque se ganó rapidez en la gestión, al evitar la burocracia de la gestión municipal.