Rafael García, miembro de la Sociedad Española de Neurología en Canarias, señala que el principal factor que está en nuestras manos para prevenir el ictus es fomentar los hábitos saludables incluso antes del nacimiento.
El ictus es un accidente cerebrovascular producido por la obstrucción de una arteria o bien por una hemorragia cerebral. En los últimos veinte años, la mortalidad y la discapacidad asociada a esta enfermedad ha disminuido de forma muy sensible, sin embargo, en los próximos años se incrementarán los casos hasta en un 25%. Las razones, señala García, son los malos hábitos de vida, el descuido en el control de la tensión arterial y la glucemia y el simple hecho de que nuestra esperanza de vida ha aumentado.
La mejor forma de ayudar a su prevención es “la educación desde que estamos en el vientre de nuestra madre, a través de la alimentación”. Las claves son nutrirse adecuadamente y no de forma desaforada, el ejercicio moderado, el control de la hipertensión, la diabetes y el colesterol.
El ictus suele suceder de forma brusca y se puede presentar de diversas formas: el paciente quiere hablar, pero no puede expresarse, sufre trastornos del lenguaje, debilidad en una pierna, inestabilidad o sensación de estar borracho. Es fundamental llamar inmediatamente al 112 para que se envíe al paciente a un servicio de urgencias hospitalario: “Cuando antes llegue el paciente mejor podemos tratarlo”. A este respecto, el denominado “código Ictus” establece que desde el momento en que se dan a conocer los síntomas, el 112 contacta con el hospital para que se prepare para atender el caso: “Cada minuto detención de sangre, mueren dos millones de neuronas. Eso es importantísimo”.
A veces el ictus se presenta de forma transitoria: se obstruye el vaso sanguíneo, el paciente sufre los síntomas durante unos minutos, y a continuación se desobstruye espontáneamente. En esos casos es conveniente acudir al servicio de urgencias para prevenir un futuro accidente cerebrovascular.
Canarias se encuentra en la media nacional de los accidentes de ictus. En el conjunto de la nación, más de 300.000 españoles sufren limitaciones debido a sus secuelas.