Patricia Perdomo, una de las responsables de la bodega familiar de Garafía (La Palma), señala que el cambio climático está condicionando las vendimias: «La manera de sobrevivir es adaptarnos al cambio».
Los vinos de Piedra Jurada, en Garafía (La Palma), se caracterizan por la «personalidad» que le transmite una tradición fundada por la familia de Patricia Perdomo, una de las responsables de la bodega familiar.
Actualmente, es la cuarta generación que trabaja en una bodega que se nutre del trabajo de cuatro miembros de la familia para producir unos 25.000 litros anuales, lo que se traduce en unas treinta mil botellas. Hasta este año, reconoce Perdomo, se había venido vendiendo toda la cosecha, «pero ahora tenemos el bache turístico a consecuencia del volcán y también el público local sufre problemas económicos».
Procesos naturales
La bodega produce una amplia variedad de caldos, sobresaliendo los blancos, con base en la variedad albillo criollo. Perdomo destaca que funciona muy bien en la zona alta y da «identidad a cada copa de vino que se sirve». Se trata de vinos con mucha personalidad gracias a la mínima intervención, «aplicando los procesos más naturales posibles».
Adaptarse al clima
Perdomo señala que, este año, es la primera vez que se recoge la uva en agosto, cuando lo normal era hacerlo en octubre: «El cambio climático lo tenemos encima y será difícil adaptarse. La manera de sobrevivir es adaptarnos al cambio».