Ignacio Alcalde, arquitecto urbanista, defiende un modelo que ponga a las personas y los valores en el centro.
El arquitecto urbanista Ignacio Alcalde defiende un concepto de ciudad inteligente que vaya más allá de los modelos iniciales, en los que solo se trataba de «poner tecnología en las ciudades, con sensores, plataformas digitales, algo que está bien pero no convierte a una ciudad en inteligente».
Valores, visión y tecnología
De ahí la necesidad de cuestionar el modelo, partiendo de los valores, una visión a futuro y, sólo en último lugar, de las tecnologías que se deben implementar: «Se trata de poner a las personas en el centro».
Indica que una ciudad es inteligente en la medida en que es más amable y capaz de proporcionar oportunidades a la ciudadanía. Pone el caso de Ámsterdam, en el que se planteó inicialmente un modelo basado en autopistas y la ciudadanía lo rechazó, apostando por el modelo actual mucho más habitable.
Trabajar a corto y medio plazo
Considera que hay que trabajar tanto a corto plazo, en torno a unos cuatro años, como a medio plazo, en un ámbito de unos veinticinco o cincuenta años, de tal forma que las primeras actuaciones sirvan para estimular el desarrollo de las subsiguientes.
En este contexto, indica la necesidad de limitar el uso de los automóviles para combinarlos con otras formas de movilidad, comenzando por el simple andar o el uso de bicicletas y patinetas. Asimismo, entiende que una ciudad inteligente debe integrar los intereses de toda la sociedad, tanto de los hombres como de las mujeres, así como de los jóvenes, de los mayores y de las personas con movilidad reducida.