El periodista cultural Javier Moreno aborda la propuesta de la ministra Teresa Ribera de aplicar un gravamen por el uso del avión.
Moreno señala que la práctica de aplicar un impuesto para desincentivar conductas es bastante habitual. A su juicio, eso explica el impuesto al tabaco o al alcohol y es lo que dota de sentido el debate sobre si las bebidas azucaradas deberían tener un sobrecargo. Asimismo, señala que las conductas se desincentivan por la razón de que, de una u otra manera, son gravosas no solo para el que las realiza, sino también para los demás. Es lo que sucede, dice, con la protección medioambiental: Un avión es sumamente contaminante y es tema de debate en base a qué se debe tolerar su uso.
Para el periodista, la cuestión de fondo es que “la clase ociosa” entiende el funcionamiento del Estado de una manera muy distinta, pues lo concibe como “el instrumento de la felicidad” cuando debería ser “el instrumento de la justicia”. Por eso, piensan que el Estado debe facilitar que uno viaje en avión “para todo de tonterías, incluido el hecho de que le apetezca tomar un café en la Gran Vía de Madrid”. El problema de la clase ociosa, señala, “es que es profundamente insolidaria”.