Hablamos con Ricardo González, de la asociación de familias con hijos con trastorno del espectro autista, Somos Tea Canarias, y con Carlos Hernández y Christian Amorós, personas con este trastorno.
El 1% de la población sufre algún trastorno del espectro autista, lo que supone unas 22.00 personas en Canarias, es decir 22.000 familias. No se trata, recuerda González, de una patología, sino de determinadas dificultades en la relación con otras personas, o en la forma de comunicarse y de la rapidez del desarrollo cognitivo: "Simplemente se trata de una condición del ser humano", una condición que requiere un mayor esfuerzo de inclusión social "y no se puede poner sobre las espaldas de estas personas esa inclusión".
González señala que existe mucha "incomprensión" sobre esta situación, incluso en el ambiente sanitario, donde se da el caso de ver "a tres enfermeros agarrando a un chico para ponerle una inyección". Considera que estas personas solo requieren otras maneras de comunicarse con ellos.
Asimismo, González considera que hay un déficit de formación en el profesorado, "pero no podemos cargar todas las tintas en ellos" porque es necesario bajar los ratios en los centros escolares y poner más profesores de apoyo, porque otras familias se pueden quejar de que la atención a esos niños retrasa el aprendizaje del resto, pero, se pregunta González, "¿Qué pasaría si fuera tu hijo?".
Para combatir el rechazo social que pueden encontrar, González afirma que es necesario trabajar la gestión emocional para que puedan enfrentarse a muchas situaciones "que se van a encontrar en la vida". Afirma, no obstante, que mucha de la agresividad que se achaca a estas personas obedece a la forma en que la sociedad les trata.
Christian Amorós, de 23 años de edad, reconoce que le "cuesta un poco aprender", por lo que valora el apoyo que le han prestado los profesores. Por su parte, Carlos Hernández, de 14 años, se encuentra cursando tercero de la ESO y denuncia que en algunas ocasiones se le ha apartado de sus compañeros y se ha sentido excluido. Pide que se les enseñe a los niños a gestionar las emociones desde que son pequeños.