Juan Andrés Rodríguez, subdirector financiero de la compañía, señala los retos de mantener altos ratios de eficiencia en la red de suministro de agua.
El control presupuestario con alto nivel de detalle es clave en la gestión empresarial de cualquier empresa, pero lo es aún más en una entidad que, como Emalsa, se encarga del suministro de un bien necesario a una población muy amplia. Por eso, su responsable, Juan Andrés Rodríguez, afirma que su departamento es “el botón de alarma” que avisa de las posibles desviaciones sobre objetivos previstos: “Localizamos los indicadores de la gestión y hacer un seguimiento de los mismos”.
Para ello utilizan los métodos habituales de cualquier empresa, pero añaden algunas herramientas específicas desarrolladas por Emalsa, que permiten la trazabilidad de la ejecución presupuestaria al más mínimo detalle, y un software propio para centralizar toda la información de la empresa y transformarlos en 1200 indicadores de gestión.
Gastos de energía
Como ejemplo, Rodríguez señala el coste de energía, que supone el 20% del gasto de la empresa y, por tanto, “es muy importante hacer el seguimiento del consumo de cada instalación buscando su optimización”. La desaladora, que es la infraestructura de mayor gasto, consume 4 kilovatios por metro cúbico, un ratio “excelente” para una desaladora de una antigüedad de 30 años.
Política de inversiones
Rodríguez señala que en una infraestructura crítica, es “fundamental” mantener el adecuado nivel de inversión para mantener el perfecto estado de las infraestructuras, “buscando el equilibrio entre la necesidad y los recursos disponibles”.