Lorena Rodríguez, responsable de control de calidad del agua de abastecimiento de la compañía, señala que todos los datos se publican en una página web de Sanidad.
Un exigente control de calidad garantiza la salubridad que la compañía Emalsa proporciona a los municipios de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Brígida. Según explica Lorena Rodríguez, responsable de control de calidad del agua de abastecimiento, el proceso de desinfección y control del agua potable en el canal de distribución consiste en añadir un agente desinfectante para librar al agua de patógenos. En este caso, se trata de hipoclorito, es decir, una lejía apta para tratar el agua de consumo humano, cuya aplicación sigue unas pautas muy exigentes: “Este tratamiento ha permitido un importante avance a nivel sanitario”.
Datos a disposición del público
El proceso se inicia a la entrada del agua a los depósitos con equipos de dosificación automática. Además, se lleva a cabo una exigente medición del cloro, con todo tipo de alarmas, que hacen que el sistema sea mucho más preciso que la dosificación manual. El sistema se complementa con distintos puntos de dosificación de hipoclorito en los municipios y un equipo destinado exclusivamente al control de este sistema.
Cada año se realizan 65 inspecciones en Las Palmas de Gran Canaria y 22 en Santa Brígida, y los datos están a disposición del público en la páginas web de la SINAC del Ministerio de Sanidad (http://sinac.msssi.es/SinacV2/).